Antón Costas señala la desigualdad como la causa principal de la crisis
- article47
- 8 abr 2019
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El ensayo “El final del desconcierto” analiza la situación política y social española para dar con las claves del final de la crisis
Marta Sánchez Rosado
España se encuentra inmersa en una crisis plural: es tanto económica, como social y política. La desigualdad de distribución de la renta y la pobreza van en aumento, y la población siente que ningún gobierno podrá protegerle. Ante esta situación el que fue presidente del Círculo de Economía de Barcelona, Antón Costas, ha analizado el cómo y el por qué hemos llegado hasta aquí. En su ensayo “El final del desconcierto. Un nuevo contrato social para que España funcione”, estudia la crisis tanto desde el punto de vista de la macroeconomía, como desde un enfoque centrado en el bienestar social. La conclusión es clara: no podremos salir de la crisis si la desigualdad y la pobreza no dejan de crecer.

Su propuesta es rompedora, huye de justificar la entrada en la crisis con una supuesta “tendencia despilfarradora” durante los años de crecimiento. No, Costas considera que la política monetaria y fiscal podría haber evitado la recesión pero las autoridades nacionales no las han sabido aprovechar. Y, a golpe de política de austeridad, el gobierno va recortando los servicios públicos y va provocando la desafección política e indignación de la población. Y es que hay un frente que debería predominar por delante de las posibles reformas macroeconómicas: la lucha contra la desigualdad y la pobreza. Hay que mejorar la situación de los particulares, tanto ofreciendo mejores condiciones de trabajo que se alejen de la temporalidad, como unos servicios sociales de calidad, como la educación y la sanidad. Solo así se conseguirá reactivar la economía.
Podríamos considerar que la visión de Costas tiene aspectos optimistas pero un tanto utópicos. Por un lado, confía en la salida de la crisis con una política liberal-demócrata que asegure el Estado de Bienestar. Pero esta requiere una reestructuración del sistema democrático, lo cual no es tarea fácil. Deberían implantarse medidas como la concesión de una mayor soberanía a las autonomías, o la creación y refuerzo de instituciones sociales y políticas intermedias que acercaran al ciudadano y la política. En conclusión, conseguir un sistema más plural y que ampare a todos los actores de la sociedad. Algo posible pero que requiere un acuerdo entre todas las partes.
Antón Costas se niega a proponer un manual de conductas económicas, sino que habla de las bases de la buena democracia, y las adapta al escenario actual. Presentando cada caso en formato de opciones (A, B, C) con las posibles reformas y sus consecuentes repercusiones. Por tanto, invita a la reflexión personal. Y, aunque el ensayo refleje un claro rechazo hacia la tendencia populista Europea (tanto de lo que considera extrema izquierda como de la extrema derecha), no deja de considerarlas como opciones posibles.
La obra de Costas insiste en un factor esencial, el poder de la información, el poder del pacto entre gobierno y ciudadanos, que cada uno vea su papel y se sienta parte de la sociedad. Es el saber empatizar con la población lo que diferencia a Antón Costas. Conoce la capacidad demoledora de la sensación de fragilidad de los estratos sociales más afectados por la crisis ante un escenario incierto. Si algo nos queda claro de “El final del desconcierto”, es que nada entorpece más el camino de salida de la crisis que el miedo.
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